Ginevra Cantofoli

Según J.R Vera (2015), sobre la vida y obra de esta artista se tienen muy pocos datos. Su aparición es considerada, una resurrección ya que, no fue una pintora conocida y en los documentos solo aparece como ayudante de Elisabetta Sirani, mejor amiga de la artista.

De los documentos encontrados se puede saber el día de su muerte el 11 de mayo de 1672, con 54 años de edad. Por lo tanto, nació en 1618. Sus padres fueron Francesco Cantofoli y Olivia Buldrini, familia con muy buena posición económica. La formación como pintora italiana barroca debió estar próxima a alguno de los ayudantes de Guido Reni, por lo cual su estilo estuvo muy presente en la educación artística de Ginevra.

Otro documento que se ha encontrado ha sido un inventario a través del cual quería dejar a sus hijos, tras la muerte de su marido, 51 obras con las que contaba entre las que destacan diferentes dibujos sobre cristal, retratos y pinturas religiosas dedicadas a la virgen. Las obras que realizaba eran de estilo religioso y alegórico. Entre estas obras incluyen una última cena de la iglesia de San Próculo, un Santo Tomás de Villanueva de la basílica de San Giacomo Maggiore , una Virgen con el rosario en la iglesia de San Lorenzo y una de Santa Apolonia.

Entre las obras de esta artista, la Sibilla ha sido muy polémica. Las sibilas fueron personajes femeninos muy populares en la antigüedad relacionados con la tradición cristiana por su carácter profético que anunciaba al salvador. Este detalle iconológico llamó la atención de los pintores renacentistas que reprodujeron este tema en múltiples ocasiones. La túnica cubre su hombro derecho con amplios y monumentales pliegues, al más puro estilo de una gran escultura clásica. El turbante de la cabeza se retuerce sobre el cabello de la protagonista como si se tratase de un reflejo de la turbación y la agitación que las sibilas vivían cuando entraban en éxtasis antes de anunciar sus profecías.

Ginevra Cantofoli. Sibilla. La obra se encuentra en la Galleria Nazionale D’arte Antica en el Palazzo Barberini de Roma y mide 64,5 x 49 cm. 1600.

Siempre se ha relacionado esta imagen con el retrato de Beatrice Cenci y se le ha dado la autoría a Guido Reni.  Según los expertos que afirmaban que a este autor, Guido Reni habría ido a retratara Beatrice Cenci en su celda de la prisión del Castel Sant’Angelo antes de que fuera cruelmente ajusticiada. A pesar de la situación, el pintor la habría otorgado rasgos de dulzura y belleza en su rostro. Esta obra cobra importancia debido al carácter heroico de la acción de Beatrice, víctima de los abusos crueles de su padre, su poder para encabezar una revolución en el seno de la familia y el injusto veredicto del poder eclesiástico que acabó con la vida de la joven Beatrice.

Hasta 1987 se otorgó esta obra a Reni fecha en la que la Sibila empezó a ser atribuida a Ginevra Cantofoli, idea más aceptada por los investigadores.  Esto ocurrió debido a una serie de confrontaciones estilísticas y temáticas con otras obras de la autora boloñesa que están conectadas directamente con el óleo del Palacio Barberini.

Cabe destacar que en la región de Murcia se encuentra una copia, obra de Hernández Amores no es la única representación de la sibila de Cantofoli que existe en el FARM, la otra es anónima.

Tras otorgar la autoría de la obra a Ginevra, se ha puesto en duda que el retrato fuera de Beatrice Cenci, puediendo ser el de la pintora boloñesa, Elisabetta Sirani. La hipotesis de Massimo Pulini se basa en el enorme parecido físico que demuestran las imágenes y el rostro que encarna las sibilas de Cantofoli.

Ginevra Cantofoli, autora del original retrato, atribuido anteriormente a Reni, que ha pasado a la historia debido a su gran calidad técnica y un estilo clásico y purista de gran talento. Esta mujer deberia ser más conocida debida la importancia de su obra, la trascendencia que ha tenido posteriormente y valorar en su justa medida el gran talento pictórico de esta artista semidesconocida del Seicento boloñés. Pertenece a marco de la pintura renacentista italiana.

Otra obra muy importante de esta pintora que se conserva en la Pinacoteca de Brera en Milán y funciona como llave para otorgar la autoría de la obra anterior es Alegoría de la pintura aunque durante mucho tiempo fue considerada como el Autorretrato de Ginevra Cantofoli. Esta obra tiene a Ginevra Cantofoli reconocida, en la documentación del museo, como su autora desde el inicio del siglo XIX.


Ginevra Cantofoli. Allegoria della pittura (Autoritratto). 1660. Pinacoteca di Brera

La atribución de esta obra al pincel de Ginevra Cantofoli debe estar basda en alguna inscripción o firma que trajese, o en algún documento que acompañase a la obra, hoy desaparecido, si no, no se entendería que la hubiesen atribuido a una pintora completamente desconocida en aquel momento.

Expertos como Frisoni y Pulini estudiaron la obra y apoyaban la autoría de Ginevra Cantofoli. Éste último, lo reafirma basándose en dos de sus cuadros, Santo Tomás de Villanova y la Virgen del Rosario como Inmaculada Concepción de los cuales sí consta Ginevra como autora.

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